EL SARS-CoV-2 NO SABE DE CLASES SOCIALES, LA CRISIS SÍ.


28 de marzo de 2020

El virus SARS-CoV-2 no distingue entre clases sociales. Penetra en las células que encuentra en su camino para introducir su material genético y las células infectadas hacen múltiples copias de este virus que invaden nuestro organismo. El virus no se preocupa por la clase social a la que pertenecen las células que invade.

Pero la crisis social que produce SÍ sabe de clases sociales. No golpea igual a las distintas clases sociales. #YoMequedoEnCasa es la mejor manera que tenemos de luchar unid@s contra el contagio, pero no todas las viviendas tienen las mismas condiciones. Estamos viendo algunas con jardín y gimnasio; otras con suficiente superficie para estar confinados, pero no hacinados; otras en las que en una habitación convive un número elevado de personas; habitaciones alquiladas que no tienen luz natural y gente que no se puede quedar en casa, porque no la tiene.

La educación es otro ámbito en el que la crisis no golpea igual a toda la ciudadanía. El aumento de la brecha educativa puede ser una consecuencia importante de esta crisis. Dependiendo de las zonas o lugares, más o menos familias no tienen los medios tecnológicos o el espacio físico adecuados; ni el tiempo –en muchas familias siguen trabajando-; ni las fuerzas y el ánimo –con familiares enfermos, lejos,  ….-; ni los conocimientos para responder a una enseñanza en línea. Estos primeros días han servido para constatar la diferencia que existe entre distintas zonas, distintos barrios, distintos centros escolares.

El desempleo, la precariedad laboral tampoco son ni van a ser igual para tod@s. Si las consecuencias de la crisis de 2008 estaban presentes en nuestra sociedad antes de la Covid-19, esta crisis va a seguir golpeando por el mismo lado. Es urgente implicarse para que esta crisis no agrave las diferencias. Creemos que el gobierno estatal está tomando medidas en este sentido facilitando los ERTEs, no permitiendo que la Covid 19 se utilice para despedir, apoyando a autónomos y PYMEs, … Medidas que considero muy positivas, porque van a dirigidas a que la crisis no azote principalmente a l@s de siempre.

En España, tenemos la gran suerte de tener un sistema de Sanidad Pública, aunque mermado por los recortes y el desvío del dinero público a la sanidad privada por los gobiernos del PP, de los últimos años. Pero en el mundo no ocurre esto. Según los últimos datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), de abril de 2019, cerca de un tercio de la población no tiene acceso sanitario a la atención en todo el continente. La gran potencia mundial, EEUU, no tiene un sistema sanitario público y, en estos momentos, es el país con un mayor número de personas contagiadas.

Uno de los grandes aprendizajes de esta crisis debe ser la importancia de los Servicios Públicos, que son para tod@s, que no entienden de diferencias y que son compensadores de las desigualdades de origen, que tratan de convertir en mentira la letra de aquella canción de Ska-P, llamada Planeta Escoria, donde decían “Que suerte hay que tener al nacer”.

Es emocionante y esperanzador en la condición humana el constatar el elevado número de acciones solidarias, de apoyo, de colaboración entre la ciudadanía y con las administraciones públicas. Es emocionante el aplauso a las 8 de todas las tardes a l@s trabajadores de la Sanidad Pública, que no decae y va en aumento día a día.  Merece todo nuestro reconocimiento y agradecimiento el trabajo que realizan tod@s l@s trabajadores para que este país no se colapse totalmente y garantizar los servicios mínimos, normalmente los menos valorados en la escala social.

Pero, por el contrario, aparecen que algunas especies, que nunca descansan en su afán de sacar beneficios. Podemos leer en la prensa algunos titulares:

Grandes fortunas sacan partido a la debacle bursátil: elevan a 350 millones su inversión en cotizadas españolas.

 Multimillonarios de EEUU reclaman la vuelta al trabajo, aunque eso suponga que muera gente.

Es preciso que la crisis no golpee hasta la extenuación a las personas trabajadoras, a las más vulnerables, a la clase media. Es a las que acumulan riquezas a las que se les tiene que pedir sacrificios, por llamarlos de alguna manera. Menos donaciones y más cumplimiento fiscal. Menos evasión de impuestos y paraísos fiscales, y más justicia social en todo momento.

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