APLAUSOS EN LAS VENTANAS


31 de marzo de 2020

Faltan dos minutos para las 20.00. En mi casa ya están todos revoloteando porque se acerca la hora de salir a la terraza, a la pequeña terraza que tenemos, pero que en estos momentos es un lujo. Nuestra calle es una calle pequeña, con un solo carril en la calzada. Nos vemos con los de siempre, los vecinos de enfrente, una señora mayor en la terraza de la derecha, se vislumbran algunos más lejanos, … Se oyen aplausos calle arriba, aunque no se ven las manos que aplauden. También suena el Resistiré. Al cabo de unos días, empezamos a saludarnos y a decirnos “Hasta mañana”.

Todos los días no puedo evitar hacerme la misma pregunta. ¿Por qué no salen los que no salen? Obviamente, su postura es absolutamente respetable, pero como persona con una mente científica necesito comprender, o al menos intentarlo, cuáles son las causas de los diferentes hechos, incluidos los comportamientos humanos.

Por mi cabeza pasan con rapidez explicaciones diversas, mientras que un día una ventana que estaba vacía se llena con un par de manos aplaudiendo, y otro día otra, y al siguiente otra diferente. Pero frente a los permanentes, estos aplausos esporádicos aparecen un día y luego desparecen totalmente.  ¿Les pareceremos ridículos todas las tardes aplaudiendo? ¿Se sentirán cohibidos por alguien de la familia que les consideraría ridículo si lo hiciesen? ¿O existe una razón más de las entrañas que la ridiculez? ¿Pensarán que están por encima de la plebe que manifiesta su agradecimiento, su reconocimiento e, incluso, comparte su angustia de esta manera?

¿Serán razones políticas las que les impiden aplaudir? Pensarán que este aplauso a los trabajadores de la Sanidad Pública y a todos los trabajadores que son esenciales para el mantenimiento de nuestro país y que realizan trabajos poco o muy poco valorados en la escala social, se pueden pasar por ósmosis al gobierno.

¿Serán de los que piensan que la participación ciudadana, los movimientos sociales no valen para nada? Que lo que vale es el voto cada cuatro años. Para qué vamos a hacer algo, si no sirve de nada. Ni siquiera aplaudir, ni siquiera salir con los vecinos y compartir unos momentos de solidaridad, de apoyo mutuo, de agradecimiento a l@s que siguen trabajando vocacionalmente, a través del sonido de las palmas.

Colgué mi sábana que dice Sanidad 100% Pública y l@s vecin@s que me saludaban, me siguen saludando de una forma amable. Es decir, que mal no les parece. Al cabo de los días, otro balcón desde el que aplauden colgaron una bandera española con un crespón negro. La explicación política no me sirve, al menos de forma general, para responder a mi pregunta.

También pensé que no salían porque querían guardar su privacidad, porque, tal vez, estaban pensando en irse a su segunda residencia los días de Semana Santa y no querían estar controlados por los vecinos. Pero me di cuenta de que tampoco era cierta esa hipótesis, como pude comprobar.

Se acercan las 8 de la tarde. Saldré como todos los días a aplaudir y escudriñaré el aire buscando respuestas, seguro que hay muchas, a mi pregunta ¿Por qué no salen a aplaudir los que no salen?

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